ANTES DE REMONTAR EL PRIMER VUELO

06.01.2017 12:44

   El sol se ha posado sobre el pecho del dormido gigante de piedra, y lentamente al penetrarlo lo transmuta en oscuridad. Todo el valle se ha hecho violeta y los árboles juegan con las estrellas.

   Llegaba el silencio de puntillas por la cornisa de los tajos cuando el Maestro dijo:

   Mi Entendimiento está abierto a la luz de las estrellas. Mis alas se despliegan para volar en el silencio de este momento. Voy a salir del nido de mi cuerpo para volar más allá de los horizontes que ponen las tres dimensiones de sus sentidos.

   Y uno, suavemente y con angustia, le dijo:

   Abreme el Entendimiento sobre "mí mismo" y ábrele las alas del horizonte a mi Esencia para que yo pueda acompañarte.

   Y El así le respondió:

   ¡Cuántas veces el viento mueve las cañas de las orillas de los ríos para que al chocar unas contra otras, se sientan y sepan que son!

   ¡Cuántas veces el agua va espiritualizando a las piedras que se oponen a su paso hasta hacer de ellas bellos guijarros de suave tacto!

   Así te digo que la misma vida te irá poniendo en aquellos sitios donde puedas pulimentar tu Ser y abrillantar tu Esencia.

   Mira cómo nace el fruto del árbol y como nace el pajarillo en el nido y como se hace una flor. Mira con cuanto mimo y con cuanta dulzura se modelan los ríos y se crean los valles y se forman las montañas.

   Más tambien mira que antes de remontar el primer vuelo te caerás muchas veces. Antes de sintonizar los latidos de tus sentimientos odiarás muchas veces. Antes de llegar al Conocimiento tendrás muchos conocimientos que después irás abandonando en el camino, porque sólo son un peso y no un alivio en tu caminar.

   Nunca pienses que el horizonte que ves al ponerse el sol, es el Horizonte; porque sólo tendrías que andar hasta él, para ver que hay otros nuevos horizontes.

   No te hagas pequeño quedándote en lo pequeño. Sé amplio como la montaña. Mira que en la lejanía todo se diluye en ella, pero no más te acerques verás que dentro de ella hay otras muchas montañas, cada una con sus caninos y sus valles.

   Cuando se presenten ante ti la Comodidad y el Sufrimiento, yo te diría: escoge el Sufrimiento; porque El te llevará por caminos escarpados y llenos de piedras, por desfiladeros y gargantas, por zarzales y espinos, pero pronto vislumbrarás la cima de la Montaña de la Luz.

   Por la Comodidad te arrastrará por valles y caminos dulces, donde fácilmente podrás descansar pero ¡cuán lejos se te hará la cima de la Montaña de la Luz! Quizás, hasta la olvides.

   Mira que mientras menos haces menos quieres hacer y mientras menos te impones menos deseos tienes de imponerte. Así se hacen los árboles piedras y los caminos vuelven a ser campos y las civilizaciones se vuelven desiertos. Así las voces se hacen ecos y la entrega a los demás rutina y la vida sueño.

   Sé como los torrentes que al resbalar por las laderas de las montañas sólo tienen una meta: Volver al mar. Ellos fueron antes el Espíritu del mar hecho nube que se resbaló por entre los dedos del viento para caer sobre las montañas.

   Tú tambien eres una gota del Espíritu de la Luz que materializada al tocar esta existencia, caes con muchas otras gotas de Espíritu, para después rodar por las laderas de la vida y unidas hacer un torrente para volver al Mar de la Luz. Mira bien a cuántos valles y a cuántos campos darás vida al tocarlos y al hacerte "ellos mismos".

   ¿Y cuántas veces te evaporarás para volver a condensarte sobre la hoja de un almendro o sobre una flor, sobre un espino o quizá sobre el mismo camino!

   He subido a tu cabeza y he visto tus pensamientos y me he sentado en tu corazón para beber tus sentimientos. Me he sentado en tu soledad y he andado acompañando tu búsqueda. Aunque tu cuerpo es joven, eres viejo sobre la Tierra. Ven y bebe porque puedes apurar hasta la última gota de la Sabiduría que te ofreco.

Cayetano Arroyo.